*Tiene carácter, es enigmático y posee atractivos a las que todo viajero cae inevitablemente
Diana Rojas
Naolinco, Ver.- La subida por la ondeante carretera es tan estresante como maravillosa. La neblina gobierna el recorrido, las curvas tienen como vecino el vacío y solo se puede contener el aire confiando en las habilidades del conductor.
Por las ventanas se mira un paisaje verde que se decora con las nubes bajando las montañas. La cima conquista y no al revés, en el mes de febrero el frío atravesaba los abrigos y hace tiritar.
En el centro montañoso de Veracruz existe un lugar llamado Naolinco de Victoria. Y te anima a visitarlo: tiene carácter, es enigmático y posee atractivos a las que todo viajero cae inevitablemente.
La emoción al ver salir el vaho de la boca y sentir los músculos entumidos por el trayecto y el clima se hacen presentes.
A tan solo 30 kilómetros de la capital veracruzana se encuentra este pueblo pequeño con arquitectura colonial en sus coloridas fachadas.
Después de la subida en carretera se llega a la avenida principal del pueblo, un tramo corto desde la estatua del zapatero hasta el parque central de Naolinco colmado de numerosos vendedores ambulantes y locales de todo tipo de productos.
La principal actividad comercial de Naolinco es la venta de artículos de piel, le sigue la alfarería de barro blanco y la panadería.
Llegando al parque a mano derecha se encuentra la calle Dr. Rafael Lucio, una pintoresca cuesta abajo con varios locales cuyos productos a base de piel se muestran desde los vestíbulos.
Desde varios metros antes se reconoce el olor de cuero recién procesado, es importante destacar que algunos locales no solo son productores sino comerciantes.
Hay bolsas y accesorios de otras partes de México, por ello es importante consultar con los encargados el origen de los productos.
Las tiendas tienen desde ropa, calzado, bolsas, billeteras hasta accesorios para mascotas. Por tener el trato directo con los productores los precios llegan a ser realmente convenientes.
De la estatua del zapatero a 2 kilómetros que fácilmente se pueden vencer en una caminata de 15 minutos se llega al mirador. En un día soleado es posible admirar de la vista de las cascadas, rodeadas de cerros, y verdes valles.
Sin embargo, en un día en que la neblina esté muy baja, es más probable unirse al club de admiradores de una espesa pared blanca.
En Naolinco las fiestas patronales más significativas es la que se realiza en honor a su santo patrono: San Mateo, del 21 de septiembre al 6 de octubre.
Una actividad esperada es la negreada, los habitantes disfrazados y ataviados con máscaras artesanales ejecutan una danza en representación a varios personajes bíblicos, por ello es normal ver durante todo el año la venta de mascaras como souvenirs, y los talleres de las mismas llegan a ser un buen punto turístico.
La tentación de comprar los productos y comidas típicas del pueblo no va a faltar, por lo que es mejor manejar efectivo, una consideración importante para los artesanos y productores veracruzanos.
La atracción imperdible en Naolinco es su gastronomía; cecina, queso, chorizo, mole, pan, licores de naranja y uva, dulces típicos, tacos y chiles rellenos.
Además de restaurante, ciertos locales son panaderías y tienen un espacio separado donde se puede comprar dulces y sabroso pan local como en Doña Conchita y Doña Josefina.